miércoles, 20 de julio de 2011

CASTILLO DE VILLADEMOROS


Sus orígenes se remontan a la antigua Roma pues han aparecido elementos monetarios que así lo atestiguan. Pero fue en el siglo XV cuando sufrió su mayor auge a causa de las luchas que se sucedieron entre los nobles asturianos. Posteriormente, perdió importancia por la centralización que sufrió el reino. Esta pérdida se alargó hasta el siglo XIX, fecha en la que se volvió a habitar.

Es curiosa la denominación del pueblo de Villademoros. Se puede deber a la presencia y posible residencia de los moros en esta zona o a los mozárabes procedentes del sur de la península que llegaron para repoblar estas zonas asturianas en los siglos X y XI. Lo que sí es cierto es que se han encontrado muchos restos árabes en los alrededores.

En 1377 el conde Don Alfonso pidió 200.000 maravedíes para casarse con doña Isabel de Portugal. Esto provocó un gran revuelo en el pueblo. Lo logró frenar su hermano, dando todo lo que poseía al obispo de Oviedo. Cuando Juan I murió, Alfonso recuperó sus tierras, pero las revueltas persistieron por lo que volvió a ser detenido y encarcelado.

Su torre es el elemento defensivo característico. Forma conjunto con una casa noble anexa y un horno. El acceso se efectuaba por el segundo piso, donde se encontraba el puente levadizo que constituía otro de los puntos defensivos del edificio. También conserva saeteras y vanos de escasas dimensiones para hacer posible, en caso de necesidad, el ataque o contraataque.

La torre del homenaje se caracteriza por sus grandes dimensiones. En la actualidad, posee cinco pisos. Es de planta cuadrada de 8 m de anchura por 12 m de altura. En el segundo piso se encuentra la entrada y en el resto de los pisos existen varios vanos y saeteras para su posible defensa. Sus muros son bastante gruesos, aunque sus pisos no son muy altos.

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